Ambientación e historia

Cuentan una leyenda que hace milenios, tantos que los mundos aún no tenían nombre, una poderosa fuerza gobernaba todos los niveles de Erno, los cuáles se encontraban unidos por un inmenso cráter en el centro de los mismos. Todas las criaturas vivían bajo el mandato de los demonios, cuyas legiones hacían pasar a los humanos multitud de penurias distintas en cada lugar. Y era del fondo de aquel boquete gigante del cual provenían aquellos horripilantes seres y su poder. Sin embargo, una brillante y poderosa luz de los cielos que estaban sobre Akatium descendió y acabó con aquella opresión. Los demonios desaparecieron, el agujero se cerró y la fuerza oscura desapareció. Y el mundo evolucionó hasta el actual Erno. Sólo un agujero no se cerró, el Dipâlje llamado en Dezencro, la famosa Sima en el resto, se dice que sus nieblas son la prisión de los demonios de la cual a veces consiguen escapar provocando los males en el mundo. Pero pocas personas se acuerdan de estas leyendas, las viejas se las cuentan a los niños para que no den guerra y sólo un ínfimo número de personas se las cree.

Hasta hace poco menos de un siglo los distintos planos que componen Encro vivían separados, sin conocimiento de la existencia de otros planos. En aquel tiempo comenzaron a aparecer rutas misteriosas que conectaban un nivel con otro, estaban escondidas por el plano y pocas eran descubiertas, incluso transitadas. Pues estas rutas entrañaban no sólo la incertidumbre sino muchos peligros. Sin embargo, los ingenieros mineros de Pextre ampliaron y acondicionaron una de estas rutas, formando una comunicación directa con Thematurim. El contacto entre estos inventores y los sabios del desierto, propició que la tecnología avanzase. Más rutas misteriosas fueron “conquistadas” y se transformaron en vías de comunicación totalmente seguras entre los distintos planos, llamadas Calzadas. La tecnología no sólo permitía que el camino fuese mejor, sino también mucho más rápido. Propiciaron el contacto entre los diferentes planos. Sin embargo, no todos fueron igual de receptivos a estos nuevos contactos, teniendo cada plano una legislación diferente y propia sobre la llegada y salida de personas y el uso de las calzadas.

En algunos planos como Festivalem o Pextre hizo que tuviesen mucho desarrollo, llenándose sobre todo la primera de gente de todo Encro. Las posibilidades de viajar y comercio se ampliaron muchísimo. Sin embargo, en planos como Barthid o Dezencro la repercusión fue muchísimo menor, y el gran intercambio de cultura y conocimiento que algunos sabios thematurios vaticinaban apenas se ha producido.

Han pasado más de cuarenta años desde que la primera Calzada fuese construida. Festivalem es la mayor ciudad del mundo, donde la libertad es la máxima de cualquier individuo y la raza no importa; el placer, diversión y dinero están por encima de todo.
Las rocosas laderas de Pextre están ahora llenas de altos edificios y la atmósfera está cada vez más contaminada por el humo de sus fábricas.
A las academias de Thematurim acuden muchísimos estudiantes, y aunque en muchos aspectos sus habitantes se mantienen conservadores, acuden muchísimos turistas a observar sus maravillas arquitectónicas.
Monthonos, el plano más silvestre y salvaje,  está siendo poco a poco colonizado por pextresianos, que acuden allí ansiosos por explotar sus riquezas.
Por otra parte, la extensa Barthid es muy restrictiva a la hora de entrar en su plano, se quiere impedir a toda costa que el equilibrio entre sus naciones sea alterado.
En Akatium sólo llegan gente de otros lugares a los que nadie quiere en sus propios lugares.
Y Dezencro sigue tan oscura y misteriosa como siempre lo estuvo: sus habitantes rechazan a los extraños (como ocurre al revés en el resto) y nadie se atreve a ir a esos lares.

La nueva unión ha hecho que los distintos niveles hayan cambiado algo para bien o para mal, uniendo sus destinos en uno. Muchos creen que ahora se abre una época de prosperidad y paz, pero los problemas y conflictos son semillas que nunca desaparecen.

Sin que nadie sea consciente de que las fuerzas antiguas de las leyendas olvidadas sean mejor empezar a recordarlas.